Descubriendo las Tortugas de Orejas Rojas: Más que una Especie Japonesa

Las tortugas de orejas rojas, a pesar de su nombre, no son originarias de Japón. En realidad, estas encantadoras criaturas provienen de América del Norte, específicamente al este de las Rocallosas. Su hábitat natural abarca zonas donde el agua tibia es una presencia constante, lo que les permite pasar gran parte del día nadando placenteramente. Durante las horas más cálidas, es común verlas tomando el sol sobre troncos o rocas a lo largo de la orilla.

Estas tortugas son reconocibles por sus diferencias sexuales: los machos suelen ser más pequeños que las hembras, presentan garras de mayor tamaño y una cola más larga. Son omnívoras y disfrutan de una dieta que abarca proteínas de origen animal y vegetal. Las jóvenes requieren alrededor del 40% de proteínas, mientras que las adultas prefieren una alimentación más centrada en plantas. En su hábitat natural, se alimentan de pequeños peces, anfibios, caracoles de agua y una variedad de plantas acuáticas y de los alrededores.

Es fundamental considerar la procedencia de estas tortugas al adquirirlas. Optar por ejemplares provenientes de criaderos garantiza su buena salud. Aquellas capturadas en su hábitat natural suelen estar estresadas, con infecciones de protozoarios y bacterias como la salmonella, que pueden transmitirse fácilmente a niños pequeños. Además, a menudo presentan desnutrición y deshidratación debido a la falta de condiciones adecuadas durante su cautiverio.

Una vez adquieras una tortuga, es esencial llevarla a un veterinario especializado en reptiles para un control de salud. La muestra de materia fecal puede proporcionar información valiosa sobre su estado físico y, si es necesario, el veterinario podrá recetar algún tratamiento.

El entorno ideal para estas tortugas comprende un área seca y calefaccionada junto con una sección con abundante agua tibia. Debido a su tendencia a ensuciar el agua al comer y defecar, es necesario limpiar el ambiente diariamente para mantener condiciones higiénicas y prevenir enfermedades. Algunos prefieren alimentar a las tortugas en un tanque aparte para reducir la contaminación.

Para mantener el agua en buenas condiciones, es recomendable utilizar un filtro y cambiar entre un cuarto y la mitad del tanque por semana, realizando una limpieza completa al menos una vez al mes. La sección acuática debe tener un tamaño apropiado para que la tortuga pueda nadar cómodamente, con una profundidad de 1,5 a 2 veces su largo corporal y una longitud de 2 a 3 veces su largo por 4 a 5 veces su longitud corporal. Se debe evitar el uso de rocas para evitar posibles lesiones en el caparazón; en su lugar, se pueden utilizar piedras de acuario, troncos o corcho.

El agua debe mantenerse entre 24 y 30ºC, controlando la temperatura con termómetros para asegurar condiciones adecuadas. Si el ambiente es más frío, se debe proporcionar una fuente de calor adicional para mantener el tanque a 24ºC tanto de día como de noche. Además, durante el día, se puede emplear una luz incandescente en la zona de descanso para alcanzar los 30ºC.

En días soleados y cálidos, se puede permitir que las tortugas tomen sol, siempre teniendo en cuenta la precaución de no exponerlas directamente en recipientes de vidrio que puedan sobrecalentarse. También es importante proveerles de áreas frescas para protegerse en caso de que su temperatura corporal se eleve demasiado. Para garantizar una fuente de radiación UVB/UVA constante, se puede optar por instalarla en su terrario si no se puede proporcionar este ambiente al aire libre con regularidad.

Cualquier dispositivo eléctrico utilizado en el terrario conlleva riesgos de electrocución, por lo que es esencial asegurar una conexión segura y la instalación de dispositivos que corten automáticamente el suministro eléctrico en caso de accidentes.

En cuanto a su alimentación, estas tortugas requieren una dieta variada y equilibrada que incluya distintos tipos de comidas. Se recomienda una combinación de dietas comerciales para tortugas o peces, proteínas de origen animal como peces, lombrices o gusanos, y materia vegetal que puede abarcar desde hojas verdes hasta frutas y verduras frescas. Además, es esencial agregar suplementos de vitaminas y minerales para reptiles como parte de su dieta.

El cuidado de las tortugas de orejas rojas demanda atención minuciosa y un entorno que reproduzca de manera óptima su hábitat natural. Con los cuidados adecuados, estas adorables criaturas pueden llegar a vivir hasta 100 años, siendo una compañía fascinante y longeva para quienes las adoptan.